La hamaca en Yucatán

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La vivienda “típica” de los mayas, al igual que el hábito de dormir en hamaca, son herencias de la colonización española en la península de Yucatán.

En el Diccionario de Motul, escrito en el último cuarto del siglo XVI, ya hay referencia a la hamaca y menciones de su utilización. La enciclopedia Yucatán en el

Tiempo, publicada en 1998, acota que la hamaca habría llegado a Yucatán por la parte oriental de la Península (hoy Quintana Roo), más conectada al Caribe, y que su uso en un principio fue muy limitado. En la Enciclopedia Yucatanense, se lee: “Tras no poder soportar el intenso calor de Yucatán, los residentes hispanos idearon convertir en cama esa ‘suave hamaca’ de Santo Domingo”. Es probable que desde la ciudad se haya extendido su uso en los años del gobierno colonial, “y hasta los indios pobres cambiaron sus camas de palo por una hamaca”.

En maya se le conoce como hayabil-kaan (cordeles para tenderse), o yaab-kaan, que significa muchos cordeles. Se presume, que las primeras hamacas para los mayas fueron elaboradas con hilos de henequén.

La palabra hamaca (como también barbacoa, pues así se llamaba a la cama de bejucos donde dormían los mayas), procede del Caribe, de un dialecto de la lengua arauak que se hablaba en Haití, y significa árbol.

Tales hamacas eran unas toscas redes tejidas con fibras de árbol. La palabra en sí no es lo más trascendente, sino el objeto que sin duda revolucionó la distribución del espacio doméstico de la población maya. En efecto, el hecho de que fueran ligeras y frescas facilitó la bienvenida a esta nueva inquilina a la vivienda de los mayas, con la grandísima ventaja de que este objeto era mucho más movible que los camastros, pues con tan sólo descolgar las hamacas el dormitorio se transformaba en un amplio espacio.

Así, esta pieza revoluciona el diseño estructural y los espacios interiores de la vivienda maya, pues ya no requería de una división; el dormitorio se esfumaba cuando la gente levantaba sus hamacas.

Todo hace suponer que el uso de la hamaca por parte de la población maya provocó un nuevo diseño estructural, incluidas las medidas de sus viviendas. La estructura fue reforzada con horcones más fuertes y las medidas se ajustaron a las de la longitud de una hamaca colgada. De modo que el uso generalizado de la hamaca contribuyó al cambio de la forma de convivencia en la vivienda maya.

Cabe también señalar, que en algunos países de América Latina (principalmente en el norte de Sudamérica) se escucha la voz hamacar, o hamaques, obviamente derivado de la hamaca, que significan dar a algo un movimiento de vaivén (suena lógico).

En Yucatán es común escuchar la expresión “patear la pared”, refiriéndose al hecho de impulsarse con el pie contra la pared para mecer la hamaca. Otra expresión interesante es la que se dice a alguien cuando éste alaba mucho a algo o a alguien… “Ha, mételo a tu hamaca!”.

En los meses fríos (diciembre y enero), la gente que sigue durmiendo en hamaca (no tienen camas) acostumbra poner periódicos en el piso, debajo de la hamaca, para que el frío (la humedad) no “suba” del piso y te enfríe.

La llamada “pequeña cuna de los dioses” es sin duda parte importante en la vida de los yucatecos, y como dudarlo, si se dice que más de la mitad de ellos, ¡fueron hechos en hamaca!

Ciencia y Cultura, hasta la sepultura.

Soy Victor García de la Hoz, hasta la próxima.