HACIENDA ITZINCAB CÁMARA, YUCATÁN

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Tres arcos torales sostenidos por igual cantidad de pilares de piedra con dinteles, que datan del siglo XIX, forman la fachada central de la casona de la hacienda Itzincab Cámara, a la que se accede por una escalinata flanqueada por rejas de hierro forjado.

Una reminiscencia arquitectónica de las espadañas coloniales que adornaban por lo general la parte superior de las casas principales de las haciendas remata el frente del conjunto central. Al extremo derecho de la casona se encuentra lo que es «El cuarto del patrón». Amplia y cómoda, la recámara tiene piso de duela, como todo el de la casa principal.

Los detalles de la suite son los que más destacan porque en los muros tienen pinturas de formas caprichosas que son originales.

La ubicación privilegiada de «El cuarto del patrón», con un amplio corredor de arcos en el extremo sur, permite admirar parte del paisaje arbolado que rodea la casa principal. Hacia el oriente tiene acceso a un jardín interior y un corredor, que comunica al antiguo oratorio del núcleo principal habitacional.

Un arco de piedra esculpido presupone la temporalidad colonial del oratorio, en el que también hay pinturas murales, particularmente en lo que fue el nicho. En la parte media de la casona se halla el vestíbulo, con similares decoraciones en los muros que la estancia anterior.

Enseguida está el «pantri» -sitio donde se decepcionan los guisos que se elaboran en la cocina- y la cocina de lo que será el restaurante de Itzincab Cámara.

En otra etapa del acondicionamiento, el sótano -actualmente sirve como bodega- se arreglará para que funcione una sala de usos múltiples, un bar y servicios sanitarios.

El comedor del hotel hacienda se ubica entre el oratorio y parte de los terrenos del desaparecido huerto. Tiene un largo corredor de 32 metros y techumbre de tejas francesas.

Más adelante, hacia el oriente del comedor se ubica peculiar casa de madera semejante a la de los primeros colonizadores de Estados Unidos -en donde estaba la antigua noria de la hacienda y que ahora se adaptó el sistema de bombeo que alimenta de agua los servicios del inmueble.

En el límite sur de la hacienda, al fondo de un amplio jardín de 360 metros cuadrados, se levanta lo que al parecer es la construcción más antigua de la hacienda: el «Patio de cochera». Se trata de un anexo, presuntamente de la época colonial, cuyo frente tiene arcos torales que sostienen pilastrones de tallado rudimentario. Cerca de allí, un arco de estilo morisco yucateco con adaptaciones neoclásicas, que mira hacia el sur, parece confirmar la primitiva entrada a la hacienda.

En esa misma zona, que constituye el corazón de la hacienda, se puede admirar los vestigios de una plataforma prehispánica, que tiene una escalinata construida en la época henequenera y la cual conduce a la cúspide donde hay un pequeño mirador. En el vértice sur-poniente hay una casa con techo de tejas francesas de «dos aguas», en el que antiguamente funcionó la tienda de raya de Itzincab.

Al sur del acceso principal existen los restos de lo que fue la capilla, actualmente destechada y en cuya cúpula sólo sobreviven una cruz de piedra y una espadaña solitaria.

El recinto, que al parecer data de principios de siglo, tiene presbiterio, altar y sacristía.

Para visitar la hacienda, si se sale de Mérida, hay que utilizar el tramo carretero Kanasín-Acanceh-Tecoh. En esta última población se toma una desviación -calle 27-, en el costado oriente de la iglesia; luego de un trayecto de ocho kilómetros, por un camino que se está pavimentado, se llega a la hacienda.

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