Invitado por mi prima II, la profesional en enfermería, Mayra Valencia Méndez, regresé a mi pueblo natal: Tetiz, un sitio apacible al poniente del Estado, ubicado entre Hunucmá y Kinchil, camino al puerto de Celestún…
Descrito lo anterior, volví a respirar los antiguos y nuevos aires que mis pulmones sorbieron aquel año de 1941 (agosto 31), en la antigua hacienda “ Bella Flor”…
Entonces, en Tetiz, las plataformas henequeneras confluían en el parque al costado Sur del imponente templo católico donde mora y manda la Virgen de la Asunción, hermana gemela de la patrona de Izamal, la Concepción, ambas dos, venidas en su peregrinar del vecino país de Guatemala…
Su veneración es el tributo infaltable cada ciclo anual, para visitar la población de Hunucmá, que la piden “prestada” el fin de mes uno (enero) y en andas regresada a su pueblo al termino de los 15 días- siempre en día lunes-, evento a lo que los parroquianos denominan “ la bajada y posteriormente la subida” de la Virgen a su altar…
Descrito lo anterior, hablemos un poco de nuestro origen familiar: mis padres Diego David Heredia Solís y Nelly Delta Montañez Bacelis-oriunda de Motul-, el primero descendiente de migrantes españoles, mi abuelo Don Guillermo Heredia Cánovas y su esposa Doña Sofía Solís, quienes procrearon dos hijos: Diego David y Sofía…
El árbol familiar se ramificó en Luis Alfonso, Guillermo, Roselia, David, Nelly Delta y Elsy Beattiz, la “ xtup”, quienes formamos más ramas con el paso del tiempo…
MIS RECUERDOS…
Era muy pequeño, cuando emigramos del pueblo, para vivir en Mérida- entonces la hermosa limpia y culta Ciudad Capital del Estado de Yucatán-; aunque por razones de trabajo, mi padre concurría a reparar las vetustas maquinarias de raspa, que en aquel tiempo eran movidas mediante calderas de carbón para extraer el hilo de las pencas del henequén en rama.
Era un prodigio ver trabajar colectivamente a los hombres que cargaban los atados de pencas, colocarlas en el “elevador”, el de arriba desatarlas, esparcirlas en el tren de raspa, para de ahí pasarlas por los tambores que las comprimían y sacarles el jugo de la chicha y el bagazo, abajo recibir el sosquil y encimarlo al “ balo” transportador al patio de secado en hileras, todo perfectamente coordinado por un equipo disciplinado que sabía cada uno de los movimientos, como así las bandas de la polea mayor lo hacía mediante ejes de transmisión inventados por el yucateco José María Solís para gloria de una industria que vivió el esplendor de una época, la del “ORO VERDE”…
Las “plataformas” tiradas por caballos y mulas, servían en forma múltiple, para el traslado de las “pacas” del henequén, así como para traslado del personal campesino a la población habitacional, convergiendo casi siempre en el centro del pueblo.
¡Qué tiempos aquellos Señor Don Simón!…
Por Dahemont.