En todo Yucatán se elaboran artículos de los más diversos materiales, diseños y colores, que además de ser útiles, aportan belleza y elegancia a nuestro entorno: joyería de filigrana en oro y plata; artefactos de carey, concha, caracol, madera y piedra tallada; vasijas de barro; instrumentos musicales; tejidos de fibra …
Hamacas
La hamaca es una red colgante entre dos muros que sirve para dormir. Los antiguos mayas dormían en petates (poóp) que se colocaban sobre una cama de palos o varas. Los conquistadores por primera vez encontraron hamacas en las Antillas, y su uso y elaboración, por el tipo de clima del sureste, se fue difundiendo; así, aunque la hamaca no sea originaria del estado de Yucatán, su elaboración y uso ya tiene más de cuatro siglos, y es gracias a la destreza de los artesanos de esta región que ha llegado a su mejor desarrollo y elaboración.
Los municipios en donde se elaboran la mayoría de las hamacas son Tixkokob, Chumayel y Teabo. La elaboración de una hamaca es todo un arte, el cual se transmite de generación en generación. Se urde la hamaca en un bastidor que consta de dos largos palos de madera, cilíndricos y perpendiculares, colocados paralelamente uno enfrente del otro, que se rodean en forma de madeja con el hilo que se va a utilizar para el tejido, y con una aguja labrada en madera o hueso comienza la tejedora a entrecruzar los hilos y poco a poco se va formando la trama de malla característica.
Se elaboran hamacas de diferentes clases, entre ellas la de mecate corriente de cordeles de henequén que usan los indios, la de hilo fino de henequén, que es la hamaca estándar de Yucatán, y la de hilera de algodón o de lino, que es la más fina.
Alfarería
La alfarería comienza su desarrollo en Yucatán durante el inicio de la cultura maya alrededor de 1200 a.C. Su elaboración es mediante el modelado directo del barro (una mezcla de agua, barro y arena especial llamada sac-cab “tierra blanca”) con los dedos hasta lograr crear «mágicamente» cualquier forma deseada por el artesano.
Para la elaboración de las piezas se emplea un torno o k’abal, que consiste en una pequeña tabla rectangular sobre la que se coloca el barro asentada sobre un disco que se controla con los pies, para hacerla girar. Después las piezas se dejan secar, se pulen y se colorean antes de introducirlas para su cocción en un horno de barro, piedras y leña. Originalmente se fabricaban objetos de uso cotidiano, recipientes para comer, cocinar, para almacenar agua, etc. También se elaboraban objetos ceremoniales y representaciones de dioses. Actualmente se fabrican objetos decorativos, principalmente maceteros y jarrones. Algunos alfareros producen objetos especiales para las fiestas sobre todo para las celebraciones de los santos difuntos o Hanal Pixan. El lugar que destaca por su producción en alfarería es Ticul.
Textil bordado
En Yucatán una de las más importantes artesanías del estado es el bordado. En la época de la colonia se elaboraban mantas tejidas por las indígenas, que eran confeccionadas utilizando la técnica del telar de cintura; sin embargo las cuotas impuestas por parte de los conquistadores de sobre explotación hicieron que esta técnica desapareciera, generando un mestizaje de técnicas, materiales, decoración, destacándose el bordado entre otros elementos que dieron lugar al surgimiento del tradicional hipil, el cual es una fusión entre la vestimenta utilizada por las mujeres mayas y los ropajes impuestos por los españolas y que hoy en día continúa siendo la vestimenta cotidiana de gran parte de la población yucateca.
El xokbil-chuy (hilo contado) o punto de cruz es una labor que no requiere gran arte, sino paciencia, porque la bordadora va contando tres o cuatro hilos de la trama de algodón y cose una pequeña cruz de hilo de color, y así, fijando hileras de cruces, forma el dibujo. Se bordan guías de flores entre verdes hojas con los que se adornan los escotes cuadrados de los hipiles y los bordes de todo el traje.
El calado o deshilado (xmanikté) consiste en tirar de algunos hilos de la trama del lienzo, combinando dibujos de forma cuadrangular, hasta confeccionar artísticos calados en la tela. Con esta labor parecida al encaje y armonizada con embutidos y randas, se forman preciosas labores para hipiles, mantillas, tocas y tapetes. Se fabrican también corporales y ornamentos para las iglesias.
Una prenda muy utilizada por los hombres, es la típica y elegante «guayabera», la cual es confeccionada con diversos materiales, como lino, algodón, poliéster y combinaciones de telas, sin embargo, las hechas de lino y algodón son las que alcanzan mayor calidad. Hay variedad de diseños, como el tipo filipina, con cuatro o dos bolsas alforzadas al frente, o bordadas.
Hacia fines del siglo XIX esta prenda era usada por los yucatecos de clase alta, quienes la traían directamente desde Cuba donde se elaboraba; sin embargo, al aumentar la demanda, un grupo de visionarios yucatecos decidió fabricarla aquí.
Bejuco
Aunque no existen evidencias materiales del bejuco en el tiempo anterior a la Conquista, las fuentes etnobotánicas del siglo XVI aluden a bejucos para armar construcciones y para cestería. Los cestos han sido tan indispensables para el traslado y almacenamiento de diversos productos, que podemos imaginar que se han tejido los bejucos al menos desde que se inicia la agricultura en el área, si no es que en épocas anteriores. En Yucatán se siguen realizando diversos objetos de bejuco, algunos para autoconsumo, pero también para la venta. Se realizan principalmente en Ebtún y Kinchil.
Existen otras ramas artesanales de incipiente generación que también nos dan muestra del gran talento artesanal de Yucatán. Destacan la pintura popular, juguetería, reciclado y la herrería, que formó parte de la grandeza de las edificaciones antiguas. La elaboración de objetos de papel y hoja de elote son actividades en pleno desarrollo.