Más allá de los grandes centros comerciales o las avenidas turísticas, Mérida guarda tesoros cotidianos llenos de historia, tradición y sabor: sus mercados de barrio. Son espacios donde convergen generaciones, se conservan recetas ancestrales y se respira la verdadera esencia yucateca.
Uno de los más emblemáticos es el Mercado de Santiago, ubicado en el corazón de la colonia del mismo nombre. Ahí, desde temprano, puedes encontrar desde flores frescas hasta frutas de temporada, pero lo que realmente lo hace especial es su área de comida. Las loncherías sirven desayunos típicos como tortas de cochinita, panuchos y jugos naturales recién hechos. La señora que prepara el relleno blanco, por ejemplo, lleva más de 30 años haciéndolo con la misma receta de su abuela.
A unas cuadras de distancia se encuentra el Mercado de San Sebastián, más modesto pero lleno de tradición. Es ideal para comprar recados (mezclas de especias como el rojo, el negro o el de escabeche) y tortillas hechas a mano. Aquí es común ver a las abuelitas con sus delantales de flores escogiendo chaya, calabaza o plátanos para el almuerzo del día.
En la zona oriente, el Mercado de Chembech es un favorito entre los locales. Aunque pequeño, tiene una vibra muy especial. Ahí se venden panes tradicionales, dulces típicos yucatecos como el mazapán de pepita, y tamales colados. En la parte externa, los fines de semana hay un mercadito de productores artesanales donde puedes conseguir miel melipona o jabones naturales.
Por su parte, el Mercado de San Benito, cerca del centro, es uno de los más grandes y con mayor variedad. Aunque algo caótico, es el lugar perfecto para ver la ciudad en movimiento real. Aquí puedes encontrar desde carne de venado, pescados frescos del puerto, hasta hamacas y ropa bordada. También es ideal para comprar frutas tropicales que no se ven en otros estados.
Estos mercados son mucho más que puntos de compra: son centros sociales, históricos y culturales. Cada puesto tiene una historia, cada platillo una tradición. Caminar por ellos es recorrer la Mérida más profunda, la que no está hecha para impresionar, sino para ser vivida.
Una excelente idea para locales y turistas es armar un “mercado tour” mañanero: empezar en Chembech con un desayuno ligero, pasar por Santiago para el postre, y terminar en San Benito para compras más grandes. El transporte puede ser en bici o en combi, para vivir la experiencia como un verdadero yucateco.
Visitar estos espacios no solo apoya a los comerciantes locales, sino que permite reconectar con lo esencial: los sabores, olores y colores que hacen de Yucatán un lugar mágico y profundamente humano.