La gastronomía de Yucatán es una fusión de influencias mayas y españolas que ha evolucionado a lo largo de los siglos, pero muchas de sus recetas tienen raíces en la cocina prehispánica. Estos platillos no solo son emblemáticos de la región, sino que también cuentan una historia de la vida cotidiana de los antiguos mayas. A continuación, te menciono tres comidas prehispánicas importantes que siguen vigentes hoy en día:
- Tamales: Los tamales tienen una larga historia en la cocina mesoamericana. En Yucatán, los tamales prehispánicos eran hechos a base de maíz, un alimento sagrado para los mayas. Se rellenaban con diferentes ingredientes locales, como carne de pavo (ocellated turkey), hierbas y chile. Actualmente, los tamales de Yucatán, como los «colados» o los de hoja de plátano, han conservado esta tradición, aunque con algunas variantes modernas.
- Papadzules: Este platillo de origen maya tiene como base las tortillas de maíz, que se rellenan con huevo duro y se bañan en una salsa de pepita de calabaza. Aunque los papadzules que se sirven hoy en día suelen estar acompañados por una salsa de tomate, su origen prehispánico se encuentra en la preparación de la pepita, que era uno de los ingredientes más usados en la cocina de los antiguos mayas.
- Pib o Mucbipollo: El pib, que también se conoce como mucbipollo, es un tamal de gran tamaño que se prepara durante la festividad del Hanal Pixán (una versión yucateca del Día de Muertos). Este platillo prehispánico es cocido bajo tierra en un horno hecho de piedras calientes, un método ancestral que los mayas utilizaban para cocinar alimentos. El pib está hecho de maíz y relleno de carne de cerdo o pollo, junto con recado rojo y otros ingredientes locales. La cocción bajo tierra le da un sabor ahumado y una textura particular que recuerda las antiguas tradiciones.
Estas comidas no solo son parte del legado culinario de Yucatán, sino que también conservan los sabores e ingredientes que los mayas cultivaron y consideraron sagrados, como el maíz, el chile, la calabaza y las hierbas locales. A través de estas recetas, se mantiene viva una tradición milenaria que ha resistido el paso del tiempo y las influencias externas.