La hacienda Uayalceh pertenece al municipio de Abalá, se localiza al sur de la ciudad de Mérida y se accede a ella por una desviación de la carretera Mérida-Ticul.
Originalmente, Uayalceh perteneció a la comunidad indígena de Timucuy. Adoptó el nombre Nuestra Señora de la Asunción Uayalceh, cuando se autorizó la venta de esas tierras, en 1652-53, al comandante y Capitán Inigo de Mendoza, Encomendero de Indios y Regidor de la ciudad de Mérida. A mediados del siglo XVIII, la adquirió el señor Alonso Peón. Para el año de 1763, Alonso Manuel Peón ya había adquirido 10,000 hectáreas que se mantuvieron hasta 1935 y es a partir de esa época que pertenece a la familia Peón, y ha pasado de generación en generación; actualmente pertenece al señor Alonso Peón Martínez. La hacienda Uayalceh es una de las pocas plantas desfibradoras de henequén que se mantiene funcionando hasta el presente debido a que, en 1983 el Banco de Crédito Rural Peninsular compró la planta desfibradora y opera con todas las familias que habitan el lugar.
El conjunto arquitectónico está organizado por la casa de máquinas, la casa principal y la capilla que conforman junto con los planteles una plaza. Las dos épocas: la ganadero – maicera y la henequenera quedaron registradas en sus edificaciones más importantes: la casa principal y la capilla de origen colonial y, la casa de máquinas cuya arquitectura pertenece a la del porfiriato.
La casa principal se encuentra sobre una plataforma a la que se accede por una amplia escalinata. Ubicada frente a la casa de máquinas, ampliada y adaptada en tiempos del auge henequenero, presenta los rasgos típicos de su primera época, la hacienda ganadera: un volumen horizontal con un corredor frontal y arquería de medio punto impar, su escalinata extendida a todo lo largo de la casa le proporciona gran presencia en el conjunto, en la parte superior y coincidente con el arco central de la fachada remata la usual espadaña acentuando la simetría de la vivienda. Anexa a la casa se ubica la capilla con su particular atrio porticado y cuya fachada también responde al ideal simétrico.
La casa de máquinas fue construida originalmente con un esquema simétrico cuyo punto central es la torre de gran altura, que rememora el campanario de una basílica, levantada sobre la oficina. En sus laterales sendas arcadas de transparencia y ligereza a la sólida construcción que en sus extremos rematan con dos cuerpos con idéntico tratamiento decorativo. Sin embargo, la simetría se desarticula con las otras edificaciones, una de ellas incluso más primitivas, que se fusionaron con la casa de máquinas, lo cual le dio grandes dimensiones a esta edificación, todo esto ocasionado por la gran productividad que Uayalceh alcanzó en el desfibrado del henequén. Es notable el contraste del vocabulario de la casa principal y el neoclásico de la casa de máquinas, construido con gran calidad y según la influencia del academicismo de la época porfiriana.
Hacienda de hermosa vista, que cuando vivió su máximo esplendor fue una de las más codiciadas debido a la extensión de sus tierras, a la numerosidad de su ganado y a la suntuosidad de sus edificaciones. Está localizada a 9 kilómetros de Temozón sur, por la carretera que va a Timucuy.
El nacimiento de la estancia fue el primero de febrero de 1653, cuando reunidos los indios Francisco Kuyul, Bernardino Pat, Catalino Pom y Gaspar Cocom, gobernador, alcalde, regidor y escribano respectivamente y estando presente Don Pedro Rosales, defensor de los naturales de esta provincia, solicitaron licencia al capitán Juan Xímenez de Riviera, para vender unos montes y tierras llamadas -Uayalceh-. Poco después el gobernador y capitán general interino de la península, Don Martín de Robles y Villafaña, otorgó la licencia de venta a favor del capitán y castellano don Iñigo de Mendoza y Magaña por $50.00 pesos de oro común.
Años más tarde la propiedad se acrecentaba con la adquisición de otros sitios y tierra que pertenecieron a la comunidad de indios de cercano pueblo de Tecoh.
Para el año de 1678 Uayalceh se convirtió en toda una estancia del ganado mayor vacuno y caballar en pleno florecimiento, en ese entonces la hacienda perteneció al capitán Don Andrés de Mendoza y Vargas. Viejos papeles de Uayalceh se han reunido en tres gruesos volúmenes que forman un importante conjunto de títulos de propiedad y diversos documentos manuscritos en castellano y lengua maya. Su escritura de los siglos XVIII y XIX, encierra la historia completa de este establecimiento rural. Abarcan un período que comienza en 1653, año de su fundación y llega hasta 1876, complementándose con las escrituras más recientes de los siglos XIX y XX. Toda esta valiosa información la conserva la familia de Don Alonso Peón Bolio, actuales dueños de Uayalceh (1971).
El 29 de mayo de 1764, Don Antonio convocó a los dueños de las estancias colindantes a fin de emprender nuevas mensuras que determinasen los límites reales y precisos de sus tierras. Las colindancias eran: al norte los sitos de Xtogil y Sotuta, las estancias de Itzincab, Lepán y Kamuchil; al sur la estancia de Mucuyché; al oriente la estancia de Xcanchakán; al poniente las estancias de Temozán, Tebacal y Calchen.
El 15 de abril de 1778, el dueño adquiere Xtogil al considerarlo ideal para el pastoreo; alcanzando así su máximo esplendor al fundar su primera anexa. La fecha de la construcción de la hacienda no se sabe a ciencia cierta, pero se calcula que fue en el año de 1835.
En la casa principal de la hacienda funcionó la -escuela normal rural- de 1938 a 1940, alrededor de ésta hay varias casonas inspiradas en los conventos franciscanos con patios centrales y rodeados de árboles frutales. En nuestros tiempos la hacienda aún continúa ejerciendo la actividad henequenera y la recolección de frutas; también proporciona alojamiento a estudiantes.