En Yucatán una de las más importantes artesanías del estado es el bordado. En la época de la colonia se elaboraban mantas tejidas por las indígenas, que eran confeccionadas utilizando la técnica del telar de cintura; sin embargo las cuotas impuestas por parte de los conquistadores de sobre explotación hicieron que esta técnica desapareciera, generando un mestizaje de técnicas, materiales, decoración, destacándose el bordado entre otros elementos que dieron lugar al surgimiento del tradicional hipil, el cual es una fusión entre la vestimenta utilizada por las mujeres mayas y los ropajes impuestos por los españolas y que hoy en día continúa siendo la vestimenta cotidiana de gran parte de la población yucateca.
El xokbil-chuy (hilo contado) o punto de cruz es una labor que no requiere gran arte, sino paciencia, porque la bordadora va contando tres o cuatro hilos de la trama de algodón y cose una pequeña cruz de hilo de color, y así, fijando hileras de cruces, forma el dibujo. Se bordan guías de flores entre verdes hojas con los que se adornan los escotes cuadrados de los hipiles y los bordes de todo el traje.
El calado o deshilado (xmanikté) consiste en tirar de algunos hilos de la trama del lienzo, combinando dibujos de forma cuadrangular, hasta confeccionar artísticos calados en la tela. Con esta labor parecida al encaje y armonizada con embutidos y randas, se forman preciosas labores para hipiles, mantillas, tocas y tapetes. Se fabrican también corporales y ornamentos para las iglesias.
Una prenda muy utilizada por los hombres, es la típica y elegante «guayabera», la cual es confeccionada con diversos materiales, como lino, algodón, poliéster y combinaciones de telas, sin embargo, las hechas de lino y algodón son las que alcanzan mayor calidad. Hay variedad de diseños, como el tipo filipina, con cuatro o dos bolsas alforzadas al frente, o bordadas.
Hacia fines del siglo XIX esta prenda era usada por los yucatecos de clase alta, quienes la traían directamente desde Cuba donde se elaboraba; sin embargo, al aumentar la demanda, un grupo de visionarios yucatecos decidió fabricarla aquí.